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tren descarrilado

19 Sep

«Se te está yendo el tren, mejor que agarres porque sino te vas a quedar para vestir santos»

Vox Populi

Junta de brand managers, Hotel 5 estrellas, Pilar.

El director de finanzas, nuestro CEO, y la masa que conformamos nosotros, la plebe.

Desayuno de trabajo, mucho glam, mucho traje caro, ropa de marca.

Make up perfecto. Divine.

Salta una idea de hacer una publicidad, y como la mayoría de las veces, se me ocurren cosas basadas en mi vida amorosa.

La idea estaba buena, basada en la #malasuerteserial inaugurada por mi amiga Vera Smith, de la que formo parte.

Uno de los participantes se ríe, ante mi idea.

«Tenés algo para agregar M.? te escuchamos todos»

«Jaa, no te lo tomes así, che, si seguís con esa actitud te vas a quedar para vestir santos. Mirá que el tren no pasa dos veces. Y este tren ya partió» -dijo, mientras los muchachos lo festejaban.

M. es un ex acosador insoportable que me “arrastró el ala” durante los dos últimos años. Copado, al principio nos divertíamos mucho, pero, su superficialidad y su banalidad no hizo que pasara más de 1 histeriqueo de oficina. Tras un mes de noviazgo, su novia nueva de 22 quedó embarazada y se casó, a regañadientes.

Y me molesto mucho cada vez que quieren desacreditar a una mujer con referencias a su estatus civil, su edad, su peso, y no a pautas profesionales. Porque yo no lo hago con ellos si son panzones, pelados, viejos, chatos.

«Lo que me preocupa es que, M., te creas superior a mi por que estés casado. Lo que no quiere decir acompañado, o feliz. Y lo más terrible es que, a una buena idea, la tengas que desmerecer con comentarios fantinescos, y no con una postura profesional. Será porque no hay?»

«Ah, y si no te dí bola el año pasado, fue por estas cosas»– agrego, mirando a nadie- «digo, para el comercial, lo podríamos agregar, no?»

Sabri, Lu, Pau, Mariana y Sol, espléndidas solteras y singleton, aplaudieron la idea.

Y también desde el fondo, aplaudió nuestro CEO, que se llama Patricia y tiene 34, soltera, 1 gato y muchos, muchos pretendientes. Sin intenciones de formalizar con ninguno.

La comisión sería nuestra. Viaje a Brasil!!! (quizás me lo llevo a G., dulce, agradable, inteligente, divertido)

Dedicado a Ely, Sil P. y Vera.

Todavía existen.

post it (parte 2)

1 Ago

Con el correr de las semanas, me fui perfeccionando en las más diversas áreas: cafés, tés, lágrimas,  cortados, capuccinos, descafeinados, todas tareas de alta performance.» Algún día todo esto me va a servir, me está probando», pensaba.

Pero la Miranda Priestley del subdesarollo que era V., nunca estaba conforme. Mi superyo exigente quería satisfacerla, y siempre trataba de dar lo mejor de mi develando una postura patológica de complejo de cenicienta que por suerte poco a poco iba dejando atrás.

A la vez que me desempeñaba en mis tareas, pasé a asistir simultáneamente al gerente de Ventas, muy cercano al Ceo de la empresa. Primero redactando word for word sus mails, luego al ver que tenía más neuronas de las que él creía, fue dejandome sola hasta convertirme en ejecutiva de cuentas de muchos de sus clientes. Empecé a tomar vuelo, y eso no gustaba a V.

Es así que un día, enojada, llega y me tira su tapado para que lo cuelgue. Yo, al borde de la paciencia, no dije nada.

«Car, voy a recibir a gente, (algunos amigos personales de ella), te voy a estar pidiendo asistencia así que te pido que estés atenta y no te muevas del sector».

A los 20 minutos, cayó la gente.  Aduladores profesionales, se sentaron y se rieron en su oficina.

Mientras atendía a algunos de los clientes de ventas, por teléfono, ella se acercó y  sin dirigirme la palabra, me pegó alrededor de 15 posts its sobre mi escritorio, monitor, teléfono.

Intrigadísima, fui leyendolos mientras ella, se retiraba. Cada uno de ellos decía «1 café»; otro, «un cortado», otro «un capuccino» y así.

El gerente de ventas maldijo por lo bajo y me pidió que en cuanto terminara necesitaba que lo ayudara con una meeting importante con clientes ingleses. Mi inglés era el mejor de toda la empresa.

Así que me puse manos a la obra. Con los precarios elementos de la cocina, hice las más exquisitas variedades de cafés, siempre guiandome por el color correcto que yo tenía en mi mente como parámetro de «un buen café», tal como V. lo llamaba. Salvo que, fui excediendo en altas dosis el color marrón del café, para mitigarlo con altas dosis de leche en polvo. Así llegaba al colorcito deseado. Intomables, yo sabía.

Con una amplia sonrisa fui sirviéndolos. Uno a uno los iba depositando en la mesa.

Les presento a nuestra secretaria, es nueva, pobre_ señaló V. , ante la mirada caritativa de todos.

Me dirigí al despacho de ventas con mi otro jefe y esperé.

Se escucharon algunos gritos de V. y risas por demás.

Mi jefe me sonrió y seguimos redactando mails.

Los pseudo amigos se retiraron a los 10 minutos con V., quien nunca más me pidió un solo café.

«Esta mina no sirve para nada», escuché.

Y yo fui ascendida a Ventas.

post it (parte 1)

31 Jul
Stepmother: [looking for Cinderella] Cinderella! Cinderella! Cinderella! Oh, where is that…
Cinderella: Yes? Here I am.
Stepmother: Oh. My daughters- where are they?
Cinderella: Uh, I think they’re still in bed.
Stepmother: Oh. Well don’t just stand there. Bring up the breakfast trays at once and hurry! Stepmother: [looking for Cinderella] Cinderella! Cinderella! Cinderella! Oh, where is that…
Cinderella: Yes? Here I am.
Stepmother: Oh. My daughters- where are they?
Cinderella: Uh, I think they’re still in bed.
Stepmother: Oh. Well don’t just stand there. Bring up the breakfast trays at once and hurry!

Stepmother: [looking for Cinderella] Cinderella! Cinderella! Cinderella! Oh, where is that…

Cinderella: Yes? Here I am.

Stepmother: Oh. My daughters- where are they?

Cinderella: Uh, I think they’re still in bed.

Stepmother: Oh. Well don’t just stand there. Bring up the breakfast trays at once and hurry!

(Cenicienta, 1950 film)

Mi primer trabajo en serio. El primero full time, luego de recibirme, ropa nueva, inocencia, expectativas. Pensé, es temporal… hasta que veo en qué me especializo…pero terminó siendo definitorio y estuve en él por 4 largos años.

El puesto era asistente de marketing, pero tenía más de asistente que de marketing. Al fin y al cabo, el marketing era lo que menos me interesaba. Empresa de cosmética, argentina, con poco glam y mucha pretensión, me tomaba el tren todos los días a las 7 de la mañana.

Mi tarea básica era la de atender a los consumidores una onda call center para, luego, realizar encuestas y análisis de comportamiento. Por eso buscaron a alguien con perfil humanístico, y, de bajas pretensiones salariales.

Vivía aún en la amplia casa familiar suburbana, y no tenía muchos gastos. Invertí un poco en algunas prendas de marcas, por fin me podía dar ese gusto! y, en un curso de posgrado en comportamiento del consumidor, en la facultad de psicología, con orientación en marketing. Muy suitable para el puesto. Muy responsable y autoexigente de mi parte.

Pero, V., mi jefa, tenía otros planes para mí.

Con toda la buena predisposición de pagar el derecho de piso, me pidió un café. Luego un cortado. Debo confesar que jamás en la vida había hecho siquiera un té o un huevo frito, con lo que, al ver los nefastos resultados, me puso como coach a Isabel, la estilista. Quien iba a convertirse en una gran amiga, hasta el día de hoy.

«Tenés que hacer así, ves?», replicaba Isabel, ante mi atenta mirada. De nada valieron la medalla de honor, ni mi ICQ, esto era algo complejo. El filtro, el equilibrio entre café, leche y azúcar…que el botoncito rojo, que la vajilla… Mientras mi pasado de nena bien quedaba atrás y feliz de ser la aprendiz me introducía en el mundo de esta nueva herramienta, noté que, tras fallidos intentos, la única cosa que podía hacer para no fallar, era tomar el punto de color como parámetro de que estaba bien hecho. Un pauta de diseño al mejor estilo  la escala pantone que acompaña mis días hoy, cuando defino un packaging. Me fijé el color que «era un buen cortado» y así lo memoricé, porque si hay algo que no me falla, es la memoría. (no, Vera?)

Pronto fui Maru Botana para el gerente de marketing H. cuando escupió el café sobre los informes de uno de nuestros mejores clientes, y para mi jefa V., lo peor que le podía pasar…

tercera en discordia

29 Jul
Tercera en discordia
In modern war… you will die like a dog for no good reason.
Ernest Hemingway
The bitch es la jefa que todos tuvimos alguna vez.  A veces las peores enemigas, son las mujeres. O determinado tipo de mujeres. Y como las hay Melanie, abundan las Sigourney Weaver.
Sabri tenía dulces 22 años cuando ingresó a su primer trabajo full time en una compañía multinacional en Puerto Madero. Sabri era ingeniera, un posgrado en curso, y una medalla de honor en su historial.
El primer día estrenó lo mejor de su closet, las mejores marcas, y el mejor estilista. La emoción de poder, al fin, dar lo mejor de sí, brindar todo su potencial, derrapar energías contenidas en tantos años de sacrificio, la inundaba.
Tan radiante acudió Sabri a su primer día, que su brillo atrajo la atención de todos.
Especialmente de Esteban, el gerente de ventas. Cuarentón, con largos años en la empresa y un divorcio en su haber con dos hijos de diferentes madres, la frescura de la nueva asistente comercial lo atrapó. Y no solo su frescura, sino también  su juventud, y sus medidas.
Esteban la solicitó a la Dirección General a los 3 meses del ingreso de Sabri a la compañía, como soporte del área, en los tiempos de crisis que corrían. Sabrina se había destacado rápidamente por su inteligencia y predisposición para atender los más diversos temas.
En su primer día de trabajo, Esteban solicitó a Sabrina que, para un mejor desempeño, asistiera con el uniforme del sector que iban a implementar: Portaligas, pantys y mini skirt.
Claro, era un chiste. Pero al inicio “chistoso”, le siguieron sutiles sugerencias, halagos, regalos sin sentido, ante la incomodidad de Sabrina y su impotencia por no poder manejar la situación.
Cuando Valeria, la jefa de Sabrina lo notó, y se vió amenazada de que le arrebataran el amor secreto de Esteban, repentinamente el informe de desempeño a rr hh de Sabrina viró de positivo a muy negativo.
Y Sabrina se encontró despedida por “no cumplir las expectativas”.
A veces, mejor no brillar demasiado.

In modern war… you will die like a dog for no good reason.

Ernest Hemingway


The bitch es la jefa que todos tuvimos alguna vez.  A veces las peores enemigas, son las mujeres. O determinado tipo de mujeres. Y como las hay Melanie, abundan las Sigourney Weaver.

Sabri tenía dulces 22 años cuando ingresó a su primer trabajo full time en una compañía multinacional en Puerto Madero. Sabri era ingeniera, un posgrado en curso, y una medalla de honor en su historial.

El primer día estrenó lo mejor de su closet, las mejores marcas, y el mejor estilista. La emoción de poder, al fin, dar lo mejor de sí, brindar todo su potencial, derrapar energías contenidas en tantos años de sacrificio, la inundaba.

Tan radiante acudió Sabri a su primer día, que su brillo atrajo la atención de todos.

Especialmente de Esteban, el gerente de ventas. Cuarentón, con largos años en la empresa y un divorcio en su haber con dos hijos de diferentes madres, la frescura de la nueva asistente comercial lo atrapó. Y no solo su frescura, sino también  su juventud, y sus medidas.

Esteban la solicitó a la Dirección General a los 3 meses del ingreso de Sabri a la compañía, como soporte del área, en los tiempos de crisis que corrían. Sabrina se había destacado rápidamente por su inteligencia y predisposición para atender los más diversos temas y se perfilaba como uno de los jóvenes talentos de la compañía.

En su primer día de trabajo,  Esteban solicitó a Sabrina que,  para un mejor desempeño, asistiera con el uniforme del sector que iban a implementar: Portaligas, pantys y mini skirt.

Claro, era un chiste. Pero al inicio “chistoso”, le siguieron sutiles sugerencias, halagos, regalos sin sentido, ante la incomodidad de Sabrina y su impotencia por no poder manejar la situación.

Cuando Valeria, la jefa de Sabrina lo notó, y se vió amenazada de que le arrebataran el amor secreto de Esteban, repentinamente el informe de desempeño a rr hh de Sabrina viró de muy positivo a muy negativo.

Y Sabrina se encontró despedida por “no cumplir las expectativas”.

A veces, mejor no brillar demasiado.

melanie

27 Jul

Let the river run,
let all the dreamers
wake the nation
Come, the New Jerusalem – Carly Simon, theme para Secretaria Ejecutiva

http://www.youtube.com/watch?v=cv-0mmVnxPA&feature=related

Cuando teníamos 8, 9 años, vimos la peli Secretaria Ejecutiva, allá por los 80’s.

Éramos nenas, muchas de nosotras criadas de la manera tradicional, para ser mamás y amas de casa.

Jugar al rincón de la mamá en el jardín, la primer Barbie Tropical perfecta que nos trajo los Reyes Magos, los bebotes, la cocinita de mentira, las dos colitas, la raya al medio perfecta, el pelo bien tirante, abanderada, moños, cintas, vestidos con broderie. Mamá que no trabajaba, y los sábados nos enseñaba a tejer, recetas, a no hablar más alto de lo debido. A no ensuciarnos.

Pero se abría un nuevo paradigma, un nuevo mundo, un nuevo sujeto y una nueva mujer.

Yo caí del lado del nuevo paradigma a pesar de mamá.

Jugaba a los bebotes, al novio, aprendí a tejer, fui a danzas, pero también quería estudiar inglés, mecanografía!, me ponía collares y trajecitos de mamá y jugaba la oficina. No había marcha atrás, había visto la peli y quería ser Melanie.

Pero, como en todo, la vida real no es como una película.

Sufrí humillaciones y no llegué a mi techo laboral (espero) pero, que sufrí humillaciones, las padecí.

No encontré a mi Harrison Ford tampoco.

¿Será que en el mundo del trabajo también tenemos que abrir nuevas puertas?