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Historias de café (o té): La repartija

3 May

Tomar el té con amigas es una de las experiencias más gratificantes y una de mis actividades favoritas, sobre todo con mis amigas de toda la vida.

Tomar café con mujeres en camino a ser amigas es otra experiencia gratificante.

Una de las etiquetas con las que suelo empezar muchas relaciones es la cosa esta de “ser psicóloga”. Se juega muchas veces en primera instancia solo esa parte de mi Yo.

Algo presente en mi discurso, por lo que siempre me hago cargo por más que no ejerzo desde el campo clínico (excepto asistir de vez en cuando a jornadas de capacitación porque me interesa la disertación teórica).

Refloto el blog en nueva versión en honor a esas charlas.

Dedicado a Mariana, Ro, Caro, Gaby, Lau y Jime.

LA REPARTIJA

Se dice que una de las causas del sufrimiento humano es de carácter social y se acusa a la cultura de favorecer esta miseria; en tanto la cultura conlleva una renuncia instintual.

La búsqueda de la felicidad es, entonces, cuestión de administración de las fuerzas instintivas del individuo; meramente un problema de economía libidinal de cada individuo.

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Malena lloró a Pepe

Malena lloró a Pepito

Malena lloró a Pipo

Malena lloró a Pedrito

Y así fue como Malena llegó otra vez a lo de Jacinta, nuevamente en estado de desorganización,  en busca del Muro de contención apropiado para estos casos.

Léase Muro de contención como: Grupo soporte conformado por lo general por una o dos amigas o más que reconfortan y te dan la razón mientras avalan cada punto de vista que la susodicha escupe con furia y despotrican al susodicho de turno que acosa al corazón de la joven heroína.

Generalmente suele acompañarse esta estrategia de rehab con una pizza y/o alcohol que se engulle, no se come, en forma compulsiva para sustituir la sensación de vacío emocional. La canción “Choto” suele aconsejarse como banda sonora catártica de la mujer posmoderna.

Tras esta breve reseña teórica, les cuento que Malena se tiró en la cama, lookeada con el jogging de colegio de rigor en estos casos, el buzo grande con un poco de pelotitas y sacudió a su amiga:

(nunca estar divina frente a un alma en pena, solo en casos de enemigas o ex)

Tenés que cortar con esta estrategia enferma, siempre te pasa lo mismo

Jacinta, que casualmente fue conmigo a la facultad, respondió teóricamente por la famosa y tan mentada deformación profesional

Basta ya de quejarte porque te pasa siempre lo mismo. Porque enfocarte en uno solo cuando ellos no lo hacen nunca?

No te pasivices! No te quedes estática frente al movimiento del otro; tomá el control. Lo primero sos vos, y la danza tiene que ser alrededor tuyo.

Malena la miró desconcertada mientras relamía la última aceituna y vociferó iracunda:

Pero yo lo quieroooooooooooooooooooooooo

Jacinta replicó

Llora, pateá, pero esto te pasa por no repartir la libido

“La que?”

Es verdad que siempre hay uno que nos puede…pero  mientras estés activa en el mercado, movete en modo ON en todo momento. Llamemos libido a la energía psíquica, o sea la atención, bola, fuerza, dirección mental que le ponés a algo.

Si tu libido,  la concentras en uno solo, tu mundo se cae fácil, porque depende de un solo elemento.  Solo quien se lo merezca puede concentrar tu libido. Es una cuestión de economía libidinal.

Repartila, prestá atención a varios, parece algo que no sale, pero es cuestión de entrenamiento. Un buen día te levantás y te das cuenta que si depositabas tanto en otro es porque simplemente…no tenías la suficiente autoestima y energía puesta en vos misma.

La libido en monodosis a multiples agentes es el verdadero negocio; hacé la tuya, y un buen día, al menos por un tiempo, aparecerá uno donde concentrar la libido pero solo porque el tipo la remó para que así sea.

Al menos por un tiempo.

Eso si, la Libido destinada a Vos, nunca la retraigas. Una pequeña reserva INAMOVIBLE que solo la lográs tras los golpes. Tu Kit de supervivencia básico que nunca te llevará al punto de la angustia de aniquilación, a la desorganización.

NO te digo que no sufrirás pero solo por el que derribe tus barricadas.

Y Malena empezó a maquillarse, pateando aceitunas por la alfombra

Vivi sabe

27 Nov

«Your girl is lovely, Hubble»

Carry, Sex and the City, at Big`s wedding.

….

Vivi miró  su celu y sonrió para sus adentros.

Vivi sonríe mucho para sus adentros.

Esta vez no quise mirar para otro lado y ser discreta; la miré, y le pregunté: “que pasa?”

Abre el celular y me pone de frente el mensaje:

De Lautaro

A Vivi

“Sos la mujer más fantástica y maravillosa que conocí en mi vida”

Me reí.

Le dije la obvia y simple frase sin compromiso y con tono charme “qué lindo!!!”

Pero esta vez Vivi no quiso guardarse el resto de sus pensamientos. Y los  compartió con quien puede comprenderla. Donde las palabras llegan.

“¿Sabes lo que me costó que alguien me diga esto y que a la vez no me tenga miedo? Y que me diga, cenemos mañana, y que a las 3 horas se acueste conmigo porque no puede evitarlo? Pero lo primero que tuve que hacer es decirlo. Yo quiero y merezco esto»

Ella conoce algunas de mis experiencias pasadas, y yo algunas de las suyas.

Nos encontramos sin quererlo un par de veces en el baño limpiando lágrimas y maquillandolas con delineador, para que no se note, riendo de nuestras tácticas para llorar sin que se escuche.

Llegar  a pisar la década de los 30 solas no ha sido sin ningún costo.

Eso de ser fantásticas, ideales, maravillosas, y sin embargo, muy caras; nos es familiar.

Tan cara que sos incomprable.

Tan genial, inspiradora, “la musa”, como me bautizara Juan en los montes andaluces.

Recordé el día en que G. entró a la iglesia, magnífico, bello, triste. Como si fuera a hacer un trámite. Como si estuviera en la Anses para realizar una declaración Jurada. Como el siguiente paso en la lista de Los must de la vida. Con la misma superficialidad con la que  se compra una camisa. Funcional.

“El amor de la vida no existe, la practicidad es lo que vale”- me había dicho, dos días antes.

Y se casó nomás.

Sin vértigo, sin emociones.

Yo espié desde la esquina. Yo, que había sido fantástica, maravillosa, ideal, quedaría hasta el día de hoy grabada en su mente con nostalgia, con arrepentimiento, en sus sueños de día, cada vez que paso por la puerta de su negocio, como “la que perdí”, “la que no pude tener”.

Esa necesidad de melancolía, ese objeto que cubrirá por siempre la necesidad de ser ese “What if”. Esas ansias románticas de viejo, donde recordar un sueño que no fue.

Esa misma necesidad de no materializar el máximo deseo, porque simplemente es mucho mejor y fácil no hacerlo, y llevarlo por siempre como un fantasma que cubra las necesidades en momentos de aburrimiento, de laxitud, de desidia, de vacío.

Un objeto acorde a la necesidad psíquica de G., y no una persona real de carne y hueso a quien amar.

Le dije a Vivi:

“Tengo esta conversación tantas veces repetidamente en mi vida que ya me aburre hablar, y no puedo creer que la mayoría de la gente que conozco no vea estas obviedades para mi. Quedás suspendida en el aire, flotando, inalcanzable en sus mentes, pero a la noche, la que se acuesta sola soy yo”

Vivi sabe la historia. Pero con unos años más de psicoanálisis que Lautaro y que yo encima, y mucha pero mucha más sabiduría, me miró a mis ojos, tristes, acostumbrados y remató:

“Sos cara Carla. Pero el problema no es tu precio, sino que son pobres para vos. No tienen lo suficiente para comprarte. Llegará Lautaro para vos, y verá tu precio y no podrá evitar hacer todo lo que tenga a su alcance para tenerte en su cama. No hay fuerza que lo impida”

Llegó justo un sms de Brasil. Recordé el chat con el escocés.

Y sonreí.

Tenes razón Vivi. Solo está cruzando el planeta.

4 y 9

9 Nov

«Again, you can’t connect the dots looking forward; you can only connect them looking backwards. So you have to trust that the dots will somehow connect in your future. You have to trust in something — your gut, destiny, life, karma, whatever. This approach has never let me down, and it has made all the difference in my life.»

Steve Jobs, Commencement speech, Stanford University, 2005.

Hoy venía manejando de casa de mis padres y escuchaba la radio.

Hablaban de una investigación de una Universidad europea o americana muy prestigiosa, realmente no recuerdo cual, donde concluían que se ha comprobado que las personas que invierten tiempo en un aprendizaje paulatino, si bien tienen momentos de alta tensión, de estrés,  dolor y depresión, luego son más felices al alcanzar lo que se han puesto como meta, porque consiguen en 9, un 10..

Por el contrario, que aquellos que no invierten en tal aprendizaje, por considerarlo demasiado costoso, riesgoso, sacrificado, incómodo, no sufren tanto en el interín,  pero alcanzan según este estudio un 4, 5, en materia de felicidad.

Me reí mucho.  Lógico y bastante de sentido común. Parece, al menos en apariencia. Realmente es taaan del sentido común? Luego recordé sobre mis matrices.

Hace poco estuve trabajando en un proyecto de estrategias comerciales. A los Potter,  Fodas  y matrices de rigor, se le sumó una evaluación de escenarios (proyecciones a futuro a partir del diagnóstico de la situación actual) con la correspondiente sucesión de acciones posibles para cada escenario.

Teníamos así 3 escenarios. Cada escenario se medía en grado de riesgo e impacto. Así también el otro vector que cruzaba verticalmente era el de Factibilidad.

Luego, para cada escenario, había 3 caminos posibles:

Un camino conservador, tímido, cero innovación, con bajas inversiones y pocos cambios estructurales.

Un camino intermedio: de cambio, pero que no generan saltos cualitativos sino solo dentro de una misma estructura. El típico Maquillaje con poco cambio real, para conformarse uno y el resto. Inversión media.

Por último, un camino de metamorfosis: cambios radicales, alta inversión, una jugada en el casino.. Arriesgado, de alto impacto. Que puede salir mal. Que puede salir esplendorosamente bien.

Para cada uno de estos caminos se analizaban obviamente los riesgos y beneficios de tomar cada uno.

Me doy cuenta que soy de las del tercer grupo.

What? Si.

Hoy me encuentro sola, sin pareja. Me he culpado a mi misma mucho por esta situación. Mis exigencias, altísimas. Realmente lo son?

Pero analizando para atrás, puntuando hacia atrás como recomienda Steve Jobs,me doy cuenta que  siempre he analizado cada escenario y sus proyecciones, como analista que soy, así en psicoanálisis, así en el marketing, así en la vida.

Me he encontrado con tipos muy poco arriesgados, que si bien no entrañaban riesgo alguno de quedarme sola, sí proyectaban a largo plazo una gran infelicidad. Tipos con alto riesgo también, de quedarme insatisfecha de por vida. Tipos jodidos, que dañaban mi amor por mi misma. También tipos de bajo riesgo, buenos tipos, pero que no podrían en un escenario futuro acompañar la evolución que yo quería.

Porque en mi diagnóstico yo no era la mujer que quería ser. Tampoco sabía bien cómo quería aún serlo, pero sí sabía que no podía tomar decisiones de por vida en tal estado de inmadurez.

Porque lo que mas vale es proyectarse a una misma.

Quien quiero ser.

Cuánto quiero aprehender (si con h) del mundo.

Quien quiero que esté a mi lado acompañándome en la evolución.

Cómo quiero que me amen.

Cuánto quiero acompañar la evolución del otro.


Y en esta apuesta, el riesgo es el más alto de todos. El vacío, la desazón, las desilusiones, los chascos, la soledad es de alto impacto. No es para cualquiera.

Pero cuando llega, y espero que si, será seguramente de una belleza enceguecedora.

Que el resultado del aprendizaje de ambos sea un 9. (los 10 siempre me han generado desconfianza)

Como en la escuela, nunca me conformé con un 4. Aunque sí he tardado en aprender.

Porque cuando llegue, ese ser fantástico para mi, yo también habré aprendido y mucho, con todo lo recorrido, y seré el 9 para él.

Habremos conectado los puntos hacia atrás.

Porque «You´ve got to find what you love«, Jobs says.


maestra rural, parte 3

2 Oct

Ramón, quinto grado

Ramón estaba en quinto grado allá por mis 18 años. Pero lejos de tener 10, tenía 15. Su altura, era casi la mía, pero su mente era la de un nene de 8.

Comprendí rápidamente que, no iba  a poder enseñar mucho inglés a ramón. Apenas sabía algunas letras en castellano porque, según me dijo la directora “a estos los dejas pasar, que vas a esperar”

El primer día de clases, en vez de entregar las fotocopias con ejercicios de colores que entregué,

Me devolvió una hoja con un dibujo maravilloso de un dragón, de una brillantez gráfica inusual. Y decía “te amo”

Ramón se convertiría en mi más ferviente admirador (recordar que era una niña y la más joven de sus maestras tenía 54, sin desmerecer) carente de la capacidad de simbolizar, y por ende, comprender las consignas, entendí para mi extrañeza que la función de la escuela era en su caso, no precisamente la de aprender.

Garabatos se sucedieron uno tras otro en mi agenda, sin esperanzas de que adquiriera ni comprenda la lecto escritura, al ver su cara de desesperación ante la llegada del almuerzo, y adentrarme en su historia, aprendí a recibir los dibujos más exquisitos, y a consentirlo entendiendo que el sistema que no funciona a la perfección, para el era el mismo que lo alimentaba.

María, cuarto grado

De 9 años, se transformó también rápidamente en una de mis favoritas. Aprendía rápidamente, era prolija en todo sentido, cordial y buena compañera.

María tenía 5 hermanos, y una casa que visité a los pocos meses. Me preguntaran porquè?

Era común en la escuela, hacer campañas contra las ratas, más que nada porque, en la mayoría de las casas de los chicos, había ratas. No, en un rincón y de vez en cuando, sino como moradores permanentes, ruidosos y accionando en masa.

El piso era de tierra, y al visitar la casa de María vi como se ocupaba no solo de la escuela, sino también de alimentar a sus hermanos y vender cosméticos vía catálogo. El espíritu que solo tienen algunos pocos de enfrentar las dificultades sin cuestionar a la vida, a Dios, o al algún espíritu maligno o freudiano, el cual yo no tengo.

Ese año María dejó de asistir al colegio durante un mes.

De ser la alumna perfecta, volvió perdida, descuidada.

Violada por su tío, según contaron en la dirección. Embarazada.

Hoy María tiene 23 años, un hijo, y estudia abogacía gracias a una beca.

Toma 1 colectivo, 1 tren, y 2 colectivos todos los días ida y vuelta a su casa.

Lee este blog y sigue siendo tan prolija y cordial como a los 9.

El profe de lengua, en séptimo grado

Seño, el profe hoy nos dejó una composición de tarea

Ah si?

Si!!! Sabe como se llama?

No, no como se llama?

La profe de inglés.

Me parece que quiere ser su novio seño.

Porque no viene con el y nosotros al viaje de egresados?

Victor, quinto grado

Victor fue el peor de los alumnos. No en el sentido de calificaciones, aunque no eran las mejores, sino porque al segundo día se escapó de la clase. Inexperta, pendeja, salí del aula a los gritos para buscarlo dada la responsabilidad que me concernía estar a cargo de 40 chicos.

Me contestaba, me hizo perder la voz, llorar y desear renunciar.

A ver, la idea original era irme a Europa y por eso estaba trabajando contra la volunta de de papá, viviendo experiencias desagradables y frecuentando un ambiente que consideraba amenazante para el mundo de muñecas en el que yo me había criado.

Soy masoquista?

Hasta que, yendo a la facultad, una tarde, lo vi.

Victor subiendo el tren y la pila de diarios bajo el brazo. Repartiendo a viva voz con sumo humor la matutina. Me vió, nos reímos, le compré el diario.

“por favor mis (si, mis), no le cuente a los chicos, me da vergüenza”

“porque debería darte vergüenza trabajar?”

“porque ellos creen que yo tengo plata”

“porque les mentís?”

“porque así no se burlan de mis cicatrices”

La espalda golpeada. La humillación.

La denuncia ante la directora.

El dejate de joder y no te metas.

La impotencia, charla con papá.

Victor siguió molestando en clase todo el año y el subsiguiente, pero no tanto ya. De vez en cuando me guiñaba el ojo y me tiraba besos.

Y yo ahorrando para “conocer Europa”.

En algún momento el medio se transformó en un fin en si mismo.

Nunca me sentí tan desubicada, tan idiota, superficial, y privilegiada en mi vida.

maestra rural, parte 1

16 Sep

«Tell me and I’ll forget; show me and I may remember; involve me and I’ll understand»

Proverbio chino.-

Tengo ganas de contarles sobre mi primer trabajo. Ni secretaria ni cadete ni recepcionista (aunque degustaría las mieles de estos luego): Maestra.

Yo tenía 17 años, salía recién del secundario y tenía ganas de estudiar inglés en Inglaterra. Era el típico paso después de estudiar años para el Lenguas Vivas.

Planteé en almuerzo familiar a mis viejos la idea. Hacía años que estaba armando al viaje con mi mejor amiga, y estaba bastante encaprichada con el tema.

Papá: dale, no hay problema, averigua precios y decime.

Mamá: no, vas a ir cuando te lo pagues vos. Si fuera por tu papá se irían a la luna.

Típica paradoja comunicacional de mi crianza. El patrón de siempre, divagando entre el ser la nena malcriada-tengo-todo-lo-que-quiero y la nena sobreprotegida-hay-que-ganarse-las-cosas de mamá. Siempre traté de ver lo positivo en esto, el límite que no ponía papá, mamá lo compensaba.

Un poco con berrinche, decidí taparle la boca a mamá.

Mi amiga Francisca, que se estaba anotando en el consejo municipal para dar clases de inglés (eran los inicios de esto de la obligatoriedad del inglés en los colegios estatales y no daban  abasto con la demanda), me recomendó seguirla e intentar tomar algunas horas en colegios.

Porqué no?

Allí me dirigí, mientras mi novio de ese tiempo, M., hacía la fila larga por mí para que “yo no madrugue”, yo me le sumaba después (yegua total, si, malcriada en esta relación por demás, porque te fuisteee), y así juntos nos anotábamos.

Llegó el día que me tocaba concursar por las horas. Entre señotas que me llevaban 10, 20, 30 y hasta 40 años me ví, rogando por un lugarcito.

Y me tocó una escuela lejana, con doble ruralidad. Acepté, eran 3 mañanas completas, con grados de primaria, piece of cake. Ingreso destinado a viaje, y mamá satisfecha.

Lo que no contaba era con los 3 colectivos que tendría que tomarme, y con la “otra vida” a la que esta nena bien de colegio de monjas, familia tradicional y cola de caballo tirante iba a lidiar.

Después del tercer bondi, delantal puesto, maquillaje “agrega años”, llegué a un descampado total donde solo destacaba una pequeña escuela.

No, no era Laura Ingalls.

Y entré.

Una experiencia reveladora me aguardaba, ignorando hasta ese momento por completo el hecho de que a veces, el lugar donde uno pretende enseñar, es el lugar donde uno termina aprendiendo grandes lecciones.